22 de diciembre de 2016

A veces pasan cosas buenas

En estas fechas solemos volver la mirada hacia detrás y hacia adelante. Observamos con nostalgia, dolor o alegría lo que se difumina a nuestras espaldas, lo que el viejo año se lleva en su memoria y, al mismo tiempo, abrimos los ojos y soñamos, esperamos que lo nuevo sea mejor, que el dolor se vaya, que la iniquidad desaparezca. El año que muere deja estampas terribles, imágenes colectivas que nos han encogido las entrañas. Y vivencias personales que no quisiéramos que hubieran sucedido.
Pero a veces pasan cosas buenas. La humanidad pierde el derecho a su nombre en Lesbos, Alepo, Honduras, Ruanda y,sin ir más lejos, aquí mismo al lado. Sin embargo, un grupo de personas, profesores y alumnos, alumnas y profesoras, familias, se han unido dos veces este año para intentar crear conciencia y ayudar. No hay más. Pero ha sido hermoso.  
Nos cansamos ante el juego sin arte, como diría Lorca, en que algunos expertos ineptos han convertido la educación. Nos indignamos, nos hundimos, pero no nos rendimos. Y surgen, se desarrollan los proyectos, las ideas, las luchas de tantos de mis colegas por sacar lo mejor de sus alumnas y alumnos. Cosas buenas que pasan.
Nos desesperan los gritos, la pesadez de esta adolescencia fortalecida cada mañana. Pero la alegría de una alumna que quizás  (solo quizás) se llame Andrea acaba arrancándonos la sonrisa. Y la ternura inmensa de chicos como Pablo nos devuelven la fe en la vida. Él es único, pero hay muchos hombres buenos como él.Porque no es tan raro que ocurran cosas buenas...
Y a veces incluso las cosas buenas se repiten. Como la lucha de un grupo de aequitenses que cree firmemente en la igualdad y utiliza la palabra para defenderla. O como los pasos de gigantes que van a seguir dando para defender la equidad en las aulas. La igualdad real. No la de boquilla. Porque los van a dar.
También se repite la compañía del amigo que hace cosas conmigo porque las cosas buenas no son tal vez necesarias pero sabe que para mí son imprescindibles. A veces, esas cosas buenas se llaman Hipólito, Germán, Marisa, Concha, Carmen, Inma, Natalia, Coínta, Mamen, Juanma...
Las cosas buenas tienen nombres de personas, de cosas, de sitios. También tienen música, a veces como cristal y otras como un ventarrón...Tienen incluso nombre de ausencias. Pero son y están. 
Y esas son las cosas que desde aquí os deseamos. Esa es la única Navidad Feliz Navidad que queremos para vosotros  y vosotras.
Gracias de corazón. Que lo bueno, lo bello, lo auténtico nos ayude a rescatar la humanidad casi perdida.
Feliz Navidad.

4 comentarios:

  1. Cierto! En el Juande ha habido, hay y seguirá habiendo corazones y corazonas, que cuando se unen pueden tener la fuerza de una granada, pero no una granada que destruye sino una granada que nos llena de cantos, de música, de obras y pensamientos solidarios, de creatividad, d'Amour avec majuscule...sólo hace falta que alguien los reúna y tire de la espita. Y para eso aquí tenemos en Aequitas a la incansable leona, guerrera desde que abre los ojos. Eh! Chica guerrera! Tira de la espita!

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  2. Qué bonito, Leonor.
    Gracias a ti, a tu generosidad, a tu empuje, porque sin él muchas de esas cosas bonitas no habrían sucedido.
    Que el año que viene podamos seguir rodeados de gente como tú, ángeles sin alas que nos acompañan e iluminan nuestro camino.
    Concha Colmenero

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  3. Gracias.
    No no hay una palabra que defina mejor lo que quiero decir, no hay nada más que añadir a un sincero y verdadero GRACIAS.

    Porque vosotros sois los que organizáis con todo el cariño y la ilusión del mundo momentos bonitos, porque sois vosotros los que nos compartís esa fe y esa fuerza que hacen del mundo un sitio un poquito mejor. Nosotros os seguimos, os tomamos como ejemplos de luchadores, de gente que mueve gente y siempre para cosas buenas.

    Nos dais vuestro cariño, nos enseñáis a ser mejores, nos enseñáis a luchar, nos enseñáis a defender lo que creemos, nos enseñáis a no rendirnos nunca. Confiáis en nosotros aunque seamos un revuelto de hormonas, y nos dais la mano para avanzar junto a nosotros. Gracias por vuestra paciencia, por vuestro tiempo, por vuestra generosidad, por no matarnos cuando estamos insoportables.

    Hacéis del Juande una segunda familia, de la que nadie, o por lo menos yo, no quiero irme. Me da miedo salir fuera de casa, me da miedo el mundo de los mayores. No quiero irme, me gusta el Juande y todo lo que él hace por nosotros y por los demás.

    Creo que hay mucha gente buena por ahí, pero también creo que la mayoría de ellas están aquí, con nosotros.

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  4. Gracias por tanto que dais, buenos y buenas personas que formáis parte de la familia del Juande.
    De aquí no se va nadie!! El movimiento es relativo y llega a ser un sentimiento. Os siento cerca, es lo que tiene la química, es todo pura energía que fluye. Que no pare, que no se pierda este espíritu nunca, que inhiba todo lo malo, que llegue muy lejos.
    Yo tampoco me voy!
    Felices días de descanso y los que vendrán mejor.

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