19 de enero de 2014

Negra, mujer y extranjera

Cécile Kyenge, en su despacho del Ministerio de Integración y Cooperación Internacional en Roma, en octubre de 2013
 
Cecile Kyenge, 49 años, madre de dos hijas y oftalmóloga, es ministra de Integración en Italia y es acosada e insultada desde hace ocho meses con una violencia feroz, en la calle, en el Parlamento, en la prensa y en la televisión. Pero no por sus ideas políticas de centroizquierda. Ni siquiera por intentar que los hijos de los inmigrantes nacidos en Italia tengan derecho a la nacionalidad —el ius soli— o por exigir la abolición de una ley —la Bossi-Fini, aprobada por Silvio Berlusconi con sus socios xenófobos de la Liga Norte— que convierte automáticamente en delincuentes a los inmigrantes irregulares. Los responsables de la Liga Norte, bajo la mirada pasiva de buena parte de la política y de la sociedad italiana, comparan a la ministra Kyenge con un orangután, le lanzan plátanos o diseñan un plan de acoso sistemático simplemente porque es negra.


3 comentarios:

  1. La entrevista publicada en El País, nos traslada directamente a Italia con un caso bastante aterrador que está sufriendo la ministra de Integración, Cécile Kyenge.
    Dicho conflicto comienza con el partido de Liga Norte, el cual está basado en una política racista, machista e incluso xenófoga. El hecho de que este partido sea legal en pleno siglo XXI hace considerar los valores sociales en los que se asienta ésta, nuestra sociedad.
    No se puede entender, mucho menos tolerar, ataques racistas y machistas como los que sufre la ministra desde hace 8 meses. Ante dichos ataques, esta mujer tiene una actitud ejemplar, es valiente y sacrifica su bienestar incluso personal para luchar por una Italia en la que reine la diversidad. Es por ello que nunca pensó en dejar su puesto de trabajo y menos abandonar sus objetivos, como hace mención en la entrevista.
    La meta principal que se marca la ministra es hacer entender que la diversidad es riqueza, la sociedad europea no tiene por qué tener miedo.
    Pero sin duda, el hecho más importante es que racista no se nace, sino que es una cualidad nefasta e inútil que los seres humanos van adquiriendo en el transcurso de su vida. La forma más radical y desde mi punto de vista más efectiva es desde la educación. Para ello es necesario que se les permita a los hijos de los inmigrantes la nacionalidad italiana, motivo de lucha por el cual es cruelmente criticada Cécile. De este modo, si los niños crecen en la diversidad cuando tengan criterio propio, ellos mismos ilegalizarán partidos tan vergonzosos como es la Liga Norte.
    En conclusión, es de admirar el trabajo que está realizando la ministra, todo un ejemplo a seguir. Reunamos fuerza y protejamos a personas tan valientes como nuestra protagonista, abramos nuestra mente y creemos una sociedad sin machismo, racismo, xenofobia; en general todo aquello que nos reduce la libertad a descubrir y disfrutar este mundo que afortunadamente es tan diverso.

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  2. María García Rodríguez23 de enero de 2014, 12:35

    No podemos seguir pensando que vivimos en una sociedad moderna mientras hallan situaciones como estas, mientras siga existiendo la xenofobia, mientras se siga juzgando a una persona, Cécile Kyenge (ministra de integración) en este caso, por su color de piel, por su sexo y por ser extranjera antes que por sus ideales políticos que en cierto modo es lo que nos afecta.
    La diversidad es lo que nos enriquece como personas y nos hace seres humanos y eso es lo que defiende ella. Los individuos que discriminan por el color de piel son los mismos que nos impide evolucionar como especie, porque son sinónimo de ignorancia y de atraso, ya que algunos aún no saben que no existen las razas porque no hay ningún grupo de personas que hayan estado cerrados sexualmente, que no somos animales, que somos personas y eso en el siglo XXI se sigue olvidando. Admiro la fuerza de esta mujer, gracias a personas como ella sigo creyendo en nuestra especie, sigo apostando por nosotros.

    Basta de tanta injusticia y de tanto sin sentido, abramos la mente y dejemos de juzgar a una persona por lo externo que es lo que menos importa, seamos diferentes pero iguales. Todo esto seguirá mientras el color de piel siga importando más que el de los ojos.

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  3. Ismael Khiar Fernández23 de mayo de 2014, 11:02

    A veces me da miedo el mundo en el que vivimos. Pues tu propio vecino, ese al que saludas cordialmente todos los días, puede pensar que existen razas superiores e inferiores, o como dicen ahora "que cada uno debe estar en su lugar". Tal vez nos hemos creído que por vivir en el siglo XXI, problemas como el machismo, racismo, homofobia... y en general el rechazo a lo diferente (por puro miedo), se han acabado. 


    El racismo, si bien ahora se oculta bajo numerosos eufemismos e hipócritas justificaciones, sigue vivo y cada día podemos ver varios ejemplos de ello. Se suele decir que en época de escasez la gente revela su verdadera naturaleza, y en esta etapa de crisis económica hemos comprobado como la extrema derecha (racista) ha experimentado un ascenso considerable en la mayoría de países europeos. 


    La situación ha mejorado con respecto al pasado, pero mientras una sola persona siga siendo discriminada yo me seguiré indignando.Tal y como hicieron esos dos atletas norteamericanos en las olimpiadas de México me gustaría alzar un puño desafiante ante todo aquel que alguna vez ha maltratado, menospreciado o esclavizado a alguien por el color de su piel o por el simple hecho de ser distinto. Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.

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